Dramatización infantil

Juego dramático
Una propuesta educativa en torno al placer de representar historias, jugar personajes, disfrazarse y dramatizar.
Dirigido a personas de entre 6 y 12 años.
“Yo soy el árbol (tú, el caballo)” de Franco Passatore se hubiera podido titular “Vale que…” y se hubiera entendido igual (o mejor). Nada más empezar a concebir esta propuesta recuerdo esta vieja publicación. Y otra del Ministerio de Educación de los 90, “Juegos de expresión” y “Dramatización”, de varios autores europeos, Heidi Frei, Ruth Rau… unos manuales imprescindibles para empaparnos y para proponer este tipo de talleres en coles, entidades culturales, centros de profesorado… durante
años. Y a Tomás Motos y su “Prácticas de dramatización”, una referencia importante para nosotras a la hora de idear dinámicas, juegos… Más tarde he conocido “Bajo la piel del lobo”, de Eva Martínez Pardo, sobre cómo acompañar las emociones con los cuentos tradicionales. Y “Juego Simbólico”, de Ángels Ruíz de Velasco y Javier Abad. Todos ellos asisten de alguna manera a esta propuesta que lanzo con entusiasmo en este momento.
“Vale que…” es una fórmula que empleamos en la infancia para acordar que nos sumergiremos en un contexto de juego, plantearemos una situación de inicio, adoptaremos unos roles, utilizaremos unos
materiales, definiremos un espacio… al servicio de un juego dramático que tendrá una duración determinada. Este tipo de dinámicas puede aparecer en cualquier momento, a poco que se den unas mínimas condiciones de vínculo afectivo con las otras personas, seguridad, necesidades básicas mínimamente satisfechas… En casi cualquier lugar y momento de la infancia aparece de manera espontánea el juego con personajes, situaciones… Las sábanas sirven para hacer guaridas y el sofá es un barco pirata… aquella roca grande era mi castillo y este palo mi espada… con esta cuerda yo te podía hechizar y… ¡el suelo es lava!
“Drama” se convirtió en una abreviatura de Dramatización Infantil, que era como nosotras quisimos llamar a la propuesta. Pero dentro de ella, aparte de los juegos y dinámicas más o menos dirigidos que
planteábamos, la reina de todas era “la Ensalada”. “¿Toca ensalada?” preguntaban en cuanto nos veían. Tanto que terminamos por rendirnos, ¡había que hacer siempre “ensalada”!. La idea surgió a partir de un planteamiento de Gianni Rodari en su “Gramática de la fantasía”. Él llamó “Ensalada de Cuentos” a una manera de inventar historias que consistía en poner en relación elementos de diferentes cuentos: “Caperucita Roja encuentra en el bosque a Pulgarcito…” o “Si Pinocho llega a la casa de los Siete Enanitos…”. Nosotras llevamos esta idea a donde los niños y niñas quisieron, tan lejos como pudimos.
Paso a explicar en qué consiste exactamente esta propuesta. Y pido disculpas por tan extensa presentación. A estas alturas, está claro que una no se saca de la manga una propuesta así, sin más, sino que es deudora de todo un recorrido, de unas lecturas, de una búsqueda y, por supuesto, de algo de formación.
Algunas diferencias entre dramatización y teatro:
En el teatro se expresa para el público, con intención estética. En la dramatización se representa por el placer de jugar, de experimentar, de conocer-se.
En el teatro los personajes, su interpretación y caracterización son elegidos por el director. En la dramatización todo es escogido por las criaturas.
En el teatro hay memorización y pautas. En la dramatización juego espontáneo e improvisación.
En el teatro, representación. En la dramatización, expresión.
Objetivos
- Abrir a la comunicación. Interactuar con las otras personas: ocupar un lugar en el grupo, negociar, hacer valer el criterio propio, tomar acuerdos, confrontar, escuchar, reconocer a la otra persona…
- Abrir a la creación, la transformación… de sí mismo, del espacio, de las otras personas (provocando reacciones en ellos), aportando ideas para contribuir a lo común…
- Afirmarse, respaldar la construcción de su identidad y autonomía, preservar una imagen de sí que se corresponda con lo real, reconociéndose en la competencia y en la dificultad, en la fuerza y en la vulnerabilidad…
- Reconocer y vivir los límites. Aceptar, contener, delimitar, espacializar y temporalizar al servicio de que la persona
esté ubicada y pueda topar saludablemente la frustración. - Acompañar en un recorrido armónico entre el hacer y el pensar, apoyar los procesos de simbolización.
Cómo lo haremos
Nos serviremos de algunos de los elementos del teatro (actores, escenario, vestuario, sonido…) y de los materiales de la sala de psicomotricidad para jugar a expresar y dramatizar con espontaneidad, estructurando los tiempos colectivamente.
El sistema de actitudes de la persona que guía y acompaña se articula en torno a tres ejes:
- Ley-seguridad. La persona adulta que acompaña se erige en referente de autoridad y estructura la propuesta, los tiempos y los espacios, la utilización de los materiales…, media entre las participantes, acompañando en los conflictos, los juegos de oposición, destrucción…, contiene los excesos…, ampara los tiempos subjetivos de las personas que asisten…
- Escucha- reconocimento. Es competencia de la persona adulta atender y dar cabida e incluir la expresividad de las personas que participan, estar disponible en una actitud de maleabilidad, buscando la calidad de las interacciones, creando un clima en que la persona pueda tener una sensación de pertenencia-ubicación, confirmación de su experiencia y respeto de su identidad..
- Capacidad empática. Búsqueda de la sintonía con la persona, participación de lo que le pasa, quiere, necesita… sin verse la persona adulta arrastrada por ello, sino con cierta distancia que le permita ocupar siempre su lugar.
Horarios y condiciones económicas
Miércoles 19:30h quincenal.
30 €/mes.
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